viernes, 23 de julio de 2010

Las tapas en Jerez de la Frontera. Primera parte.




Ave, mascarpones drenados. Hoy empezamos una larga serie de artículos subjetivos sobre los bares de tapas de Jerez de la Frontera. Las tapas en Jerez son una institución, y tienen diferencias sutiles con las de otros lugares de Andalucía o del resto de España.

Por ejemplo, en muchos bares de Granada suelen ponerte algo de comer con cada bebida que pides. Es el único sitio donde hemos podido disfrutar de estas tapas aleatorias y gratuitas. En Almería, la tapa se paga aparte, y son abundantes las chistorras y otros productos de plancha, más o menos sofisticados. En Málaga, abundan los mostradores de tapas frías, que son como el gotelex del mundillo. Este tapeo es muy general. Es el mismo que he visto en El Raval, en Barcelona, y en miles de bares en cientos de barrios y pueblos de por aquí. El otro extremo está en los pintxos del País Vasco, casi siempre sobre una rebanada de pan, no muy abundantes, caros y sofisticados.

En agosto de 2009, pasamos una semana en Jerez de la Frontera. La verdad es que sabíamos muy poco de esta ciudad. Queríamos ir a El Puerto de Santa María. Somos adictos a la playa de Valdelagrana y a la marisquería El Romerijo, qué le vamos a hacer, y se da la circunstancia de que los hoteles de El Puerto son carísimos y, además, o coges el coche para ir desde el centro a la playa, o para ir de la playa al centro, donde está El Romerijo.

Así las cosas, puestos a conducir, no era mala idea alojarse en Jerez, donde los hoteles siguen costando unos 60 euros y hay una linda autovía. Antes de llegar siquiera a Jerez, consultamos varios blogs y nos enteramos, someramente, cómo va el negocio en Jerez.

El punto de vista de Jerez de la Frontera es parecido y diferente. Las tapas se pagan aparte, y suelen costar de 1.80 a 2.40 euros (estamos en el año 2010 de Nuestro Señor). Las cervezas, algo más de 1 euro. La cuestión está en las cantidades y, cómo no, en la calidad. Hay de todo: bares que sirven tapas innovadoras con ínfulas de alta cocina, bares con tapas tradicionales como la carrillada al oloroso, otros con montaditos de todo tipo, unos más marítimos y otros más del matadero. Hay donde la tapa prácticamente es un bocado, y donde es un cuarto de ración. Trampas para guiris con sillas de nea y sitios que aún no conocemos después de dos visitas, y otros que ni conoceremos tan fácilmente. No es el País de las Maravillas, pero está por ver si podremos tomarnos algún día una de dodo. Aquí, nada es imposible. Si acaso, impasable. Bienvenidos al mundo de la tapa jerezana.

Un lugar común de los bares de tapas es la caña. En Jerez, suelen poner la caña en vasos grandes que llenan hasta los dos tercios, de forma que el vaso adquiere pinta de chato de vino o de culín de sidra. Un enfoque interesante, comparando con el minivaso o con el siempre versátil y poligonero tubo. Lo que da de sí una cerveza, ¿verdad? Como siempre, bajo la supraestructura subyace la economía, dijo uno de los hermanos Marx (¿Marx tenía hermanos?) En los bares más turísticos, las cervezas llegan e incluso pasan el euro y medio. En los más razonables, poco más del euro. Es mejor tirar más cañas baratas que menos más caras, diría aquél. Casi nunca, al menos hasta ahora, los 2 euros. No hay que aceptar disparates.

En adelante, hablaremos de las tapas legendarias e innovadoras del Nuevo Savarín, de las temibles alcachofas de Juanito, las opíparas goriladas del Gorila, el salmorejo de La cruz blanca, los montaditos de La cañita, las croquetas de La cuadra, los tapazos del Mesón del asador y los microvasitos tapiles de El gallo azul, entre otras lindezas. Incluso nos atreveremos a hablar de lo que no conocemos y a saber de lo que no hablemos. Calle Larga arriba, calle Larga abajo, nos perderemos y reperderemos en la madriguera del oloroso (oso de olor curioso según Wikipedia), y probaremos su carrillada que, según cuentan, lleva la zanahoria del conejo blanco y un vino del mismo nombre que el susodicho oso.

No queremos adelantar mucho más, pero prometemos dar a cada cual según sus necesidades y al César, lo que es del César. Mañana, el misterio del Nuevo Savarín.

Con mucha bazofia debajo de la alfombra y pajarracos en la chistera, se despide, por poco tiempo,

luis r,
sombrerero loco de hambre y de lengua bífida de Postre o café.











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